Como siempre, de tarde en tarde y cuando tengo tiempo, voy subiendo reseñas. Aquí está la tercera parte de La maldición del ganador, El beso del ganador. Espero que os guste!
Datos:
Autor: Marie Rutkoski
Editorial: PLATAFORMA NEO
Páginas: 432
Precio: 16,90 e.
Sinopsis
En el centro del conflicto, Arin se enfrenta al imperio acompañado de nuevos aliados de incierta lealtad. Aunque se ha convencido a sí mismo de que ya no ama a Kestrel, no la ha olvidado, ni tampoco cómo la chica que conocía ha acabado convirtiéndose en la clase de persona que él siempre ha despreciado.
Alguien a quien le importa más el imperio que las vidas de personas inocentes… y, desde luego, más que él. Al menos, eso cree. En el norte helado, Kestrel está prisionera en un brutal campo de trabajo.
Mientras busca desesperadamente la forma de escapar, anhela que Arin pudiera saber los sacrificios que hizo por él. Anhela hacerle pagar al imperio lo que le ha hecho.
Ya por fin tengo el placer de decir que me he acabado esta trilogía! Por favor, si vas a empezar a leer “ La Maldición del Ganador”, abstente de leer esta reseña, ya que voy a hablar del tercero.
En el segundo volumen ya teníamos todas las cartas sobre la mesa. Los sentimientos de ambos personajes principales y parte de los secundarios. En este caso, seguimos con la misma dinámica. Sabemos quiénes son los buenos y quiénes no lo son tanto.
El final del segundo me pareció una bomba, y así empieza el tercero. Arin y Kestrel están separados. Ella en la tundra, donde la envían el Emperador y su padre por traición. Y él conspirando contra el imperio con la ayuda de Roshar y su hermana, la Reina oriental que le ha prestado parte de su ejército para poder hacer frente a los valorianos.
Arin está preparando la batalla que tendrá lugar dentro de poco, mientras que Kestrel es obligada a trabajar como una esclava. En la tundra todo es muy duro, Kestrel intenta escapar en varias ocasiones, pero no tiene suerte, y cada día es drogada, como los demás esclavos, para que trabaje con el “subidón” que le produce la droga.
Aunque haga un poco de spoiler, tengo que decirlo porque si no no podría contar nada. Arin tarda un poco en enterarse de donde esta ella, se da cuenta de que era la polilla (gracias a una información que le llega de un herraní), de que estaba haciendo un papel delante de él para desviar la atención.
Él solo va y la saca de allí, pero Kestrel no es la que era cuando entró, y por culpa de la droga tiene problemas para reconocer lo que ve…
Por otro lado, pues está el tema de la inminente guerra. Casi todo el libro nos preparamos para lo que va a venir. Arin tiene a su “dios de la muerte” hablándole en la mente, aconsejándolo, y quizás haga de él un personaje un poco oscuro en ocasiones (o esa sensación me ha dado).
Lo que más me ha gustado de este libro son las escenas que Arin y Kestrel tienen juntos. Si en los otros habían sido bastante escasas, en esta entrega se complementa esa carencia. Me ha gustado mucho cómo Arin, digamos, “reconquista” a Kestrel.
Roshar es el personaje estrella de esta historia, sin duda, tiene muchos puntos graciosos, y es un personaje muy importante.
Solo puedo poner un pero, y es que hay un par de incógnitas que no se me han aclarado. La primera, que la puedo decir, es con respecto a primer volumen. No sé si os acordáis, pero la madre de Kestrel murió cuando ella era pequeña, y Kestrel misma también estuvo a punto, pero un herraní la salvó, y no sabemos por qué a ella sí y a su madre no. Pensaba que iban a dar respuesta en las siguientes entregas, pero no ha sido así. Otra duda que me surge es al final, cómo se ha quedado la cosa en un aspecto en concreto, pero claro, esto no lo puedo decir, porque si no os estaría contando el final final. Y no es que se quede abierto y no sepamos qué pasa con los protagonistas, no, eso queda claro, es otro asunto que tiene que ver con el imperio (y ahí lo dejo XD).
La narración, tan sublime como estamos acostumbrados con esta autora, sigue la misma dinámica que los anteriores. Arin tiene ahora un buen peso en la historia como narrador, y aunque sea en tercera persona, vemos muchos capítulos desde su punto de vista. Otros tantos, como siempre, desde el punto de vista de Kestrel.
Mi libro favorito sigue siendo el segundo, pero os aseguro que este también es precioso. Incluso en medio de la guerra, que haya escenas tan bonitas como las que vemos aquí, pues hacen que merezca la pena haber esperado tres volúmenes.
A cada personaje podremos ver el futuro que le depara, qué tenía el destino reservado para ellos. Kestrel, en su papel de estratega, tendrá planes suicidas, como siempre, que pueden salir algo mal. Aparte del resultado de esos planes, me ha parecido muy ingenioso uno que atañe al Emperador. A mí por lo menos me ha sorprendido su astucia.
En fin, que me ha dado pena llegar al final de la trilogía. Me he leído el libro del tirón y creo que merece mucho la pena, como los otros dos volúmenes.
Lo dejo aquí, que no quiero desvelar más.
Opinión personal
Ya por fin tengo el placer de decir que me he acabado esta trilogía! Por favor, si vas a empezar a leer “ La Maldición del Ganador”, abstente de leer esta reseña, ya que voy a hablar del tercero.
En el segundo volumen ya teníamos todas las cartas sobre la mesa. Los sentimientos de ambos personajes principales y parte de los secundarios. En este caso, seguimos con la misma dinámica. Sabemos quiénes son los buenos y quiénes no lo son tanto.
El final del segundo me pareció una bomba, y así empieza el tercero. Arin y Kestrel están separados. Ella en la tundra, donde la envían el Emperador y su padre por traición. Y él conspirando contra el imperio con la ayuda de Roshar y su hermana, la Reina oriental que le ha prestado parte de su ejército para poder hacer frente a los valorianos.
Arin está preparando la batalla que tendrá lugar dentro de poco, mientras que Kestrel es obligada a trabajar como una esclava. En la tundra todo es muy duro, Kestrel intenta escapar en varias ocasiones, pero no tiene suerte, y cada día es drogada, como los demás esclavos, para que trabaje con el “subidón” que le produce la droga.
Aunque haga un poco de spoiler, tengo que decirlo porque si no no podría contar nada. Arin tarda un poco en enterarse de donde esta ella, se da cuenta de que era la polilla (gracias a una información que le llega de un herraní), de que estaba haciendo un papel delante de él para desviar la atención.
Él solo va y la saca de allí, pero Kestrel no es la que era cuando entró, y por culpa de la droga tiene problemas para reconocer lo que ve…
Por otro lado, pues está el tema de la inminente guerra. Casi todo el libro nos preparamos para lo que va a venir. Arin tiene a su “dios de la muerte” hablándole en la mente, aconsejándolo, y quizás haga de él un personaje un poco oscuro en ocasiones (o esa sensación me ha dado).
Lo que más me ha gustado de este libro son las escenas que Arin y Kestrel tienen juntos. Si en los otros habían sido bastante escasas, en esta entrega se complementa esa carencia. Me ha gustado mucho cómo Arin, digamos, “reconquista” a Kestrel.
Roshar es el personaje estrella de esta historia, sin duda, tiene muchos puntos graciosos, y es un personaje muy importante.
Solo puedo poner un pero, y es que hay un par de incógnitas que no se me han aclarado. La primera, que la puedo decir, es con respecto a primer volumen. No sé si os acordáis, pero la madre de Kestrel murió cuando ella era pequeña, y Kestrel misma también estuvo a punto, pero un herraní la salvó, y no sabemos por qué a ella sí y a su madre no. Pensaba que iban a dar respuesta en las siguientes entregas, pero no ha sido así. Otra duda que me surge es al final, cómo se ha quedado la cosa en un aspecto en concreto, pero claro, esto no lo puedo decir, porque si no os estaría contando el final final. Y no es que se quede abierto y no sepamos qué pasa con los protagonistas, no, eso queda claro, es otro asunto que tiene que ver con el imperio (y ahí lo dejo XD).
La narración, tan sublime como estamos acostumbrados con esta autora, sigue la misma dinámica que los anteriores. Arin tiene ahora un buen peso en la historia como narrador, y aunque sea en tercera persona, vemos muchos capítulos desde su punto de vista. Otros tantos, como siempre, desde el punto de vista de Kestrel.
Mi libro favorito sigue siendo el segundo, pero os aseguro que este también es precioso. Incluso en medio de la guerra, que haya escenas tan bonitas como las que vemos aquí, pues hacen que merezca la pena haber esperado tres volúmenes.
A cada personaje podremos ver el futuro que le depara, qué tenía el destino reservado para ellos. Kestrel, en su papel de estratega, tendrá planes suicidas, como siempre, que pueden salir algo mal. Aparte del resultado de esos planes, me ha parecido muy ingenioso uno que atañe al Emperador. A mí por lo menos me ha sorprendido su astucia.
En fin, que me ha dado pena llegar al final de la trilogía. Me he leído el libro del tirón y creo que merece mucho la pena, como los otros dos volúmenes.
Lo dejo aquí, que no quiero desvelar más.