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viernes, 31 de enero de 2014

Reseña Tú de menta y yo de fresa de Olivia Ardey

Antes que dar mi opinión personal, quiero dar las gracias a GRAMNEXO EDITORES por darme la oportunidad de reseñar sus libros sin complicaciones, como lo es el número de seguidores en el blog que muchas editoriales no rebajan del número 1000, y también por confiar en mí para gestionar el futuro de estos libros mediante las reseñas.



Datos:

Autor: Olivia Ardey.

Título: Tú de menta y yo de fresa.

Páginas: 95.

Precio: 4,95.

Sinopsis

Enamorarse no entra en los planes de Jaime Ferrán. Soltero, independiente y con un hijo de siete años que es todo un mundo, no imagina que Belisa, esa compañera de trabajo, callada y discreta con la que coincide cada mañana en la piscina de un gimnasio, está a punto de irrumpir en su vida para romperle los esquemas.

A veces el amor ataca por sorpresa y, por culpa de un encontronazo bajo el agua, Jaime aprenderá que Belisa esconde un bravo carácter de fiera. Él la desafía con su sonrisa seductora y su actitud irónica, sin saber que corre el peligro de rendirse a la pasión y el deseo que descubre en sus ojos azules…



Opinión personal:

En esta ocasión ha tocado Olivia Ardey, que es con la que comienza la colección Beach Books. No había leído nada sobre esta autora, y he de decir que me ha gustado su pluma.

El libro está narrado en tercera persona, dejándonos ver los pensamientos tanto de Belisa como de Jaime, los indiscutibles protagonistas de este relato.

Estos dos, que no pueden ser más diferentes, se encuentran en una piscina por primera vez, y en ese breve lapsus en que se dedican unas palabritas ya podemos entrever cómo es el uno y cómo es la otra. Yo diría que tienen mucho temperamento, y es una de las cosas que hará que su tira y afloja sea tan interesante.

El segundo encuentro tampoco es el más ortodoxo. Jaime lleva a su hijo Andrés a un partido de baloncesto, y no puede ser más surrealista para él, encontrarse con Belisa allí. ¿Casualidad o destino? Aparentemente, Belisa no tiene por qué estar allí… Es este el punto de inflexión en el que la relación entre ellos comenzará a crecer, dando traspiés en el camino, pero viviendo momentos bonitos e intensos en él.

Tenemos a dos protagonistas, cada uno con sus respectivos miedos; a Jaime con una vida casi planificada con su hijo; a Belisa con los secretillos de sus pasiones ocultas. Es un gran cambio la intervención que tiene uno sobre el otro, haciendo que todo se ponga al revés en ambos casos.

Por otro lado, y tengo que investigar más sobre ello, la autora nos menciona algunos pueblos perdidos de Valencia (o al menos yo nos los conocía), puedo decir por ejemplo Morella, con la que me ha dejado la espinita y que, si puedo, alguna vez visitaré. También tenemos un breve recorrido por Valencia ciudad, así que, quien sea de allí, puede recrear perfectamente las calles y escenarios en su mente.

Estamos ante una novela corta, y yo creo que hará las delicias de cualquier lector enamorado del romance, o por lo menos las mías las ha hecho.

En la novela, pese a ser tan corta, pasan muchas cosas, de modo que tampoco me gustaría dar muchos detalles, pero sí me gustaría reflejar por aquí, por si la autora tiene la oportunidad de ver la reseña, que me encanta el “símbolo” que crea especialmente para esta pareja, me ha trasportado un poco a mi niñez, pues hace tiempo que no veo y no como “eso” que se dejan de regalo Belisa y Jaime. No sé si hablo yo o habla la niña que hay en mí, pero me parece muy tierno, y desde mi punto de vista, original.



Una buena novela que empieza con una colección atrevida a un precio inmejorable.

lunes, 27 de enero de 2014

Entrevista a Victoria Vilchez



En esta ocasión os traigo una autora que escribe el género que más me gusta a mí: Juvenil romántica, y también otro género en el que me ando embarcando: New Adult, desde aquí, muchas gracias por concederme la entrevista Victoria!


Hola Victoria, bienvenida a Destellos Literarios.

Tu novela, “Antes de que digas adiós”, en cuestión me llama la atención ya que es un género en que yo también trabajo (New Adult) y siento más curiosidad todavía por ella. Vamos con las preguntas:


1- ¿Por qué sitúas a los personajes en el entorno universitario?

V- Las edades de los protagonistas rondan los veintiún años. Se conocen en la Facultad de Biología pero la mayor parte de la trama transcurre al margen de esta. Cuando inicié la novela todo lo que sabía era que ambos eran amigos desde hace tiempo, y por su edad me pareció lógico que estuvieran estudiando. El resto vino según se fue desarrollando la historia, no suelo planificarlas ni preparar esquemas, sino que me dejo llevar.


2-¿Qué nos podrías decir de ellos?

V- De Ari que está cansada de historias que no le llevan a ningún lado y ha optado por mantenerse al margen de los chicos, el único al que quiere tener, no está en su mano alcanzarlo, o eso cree ella. Es cabezota, muy cabezota, y tiende a esconder sus sentimientos por miedo a dónde puedan llevarle.

Lucas es su mejor amigo, un guaperas, pero no es el típico chico arrogante a pesar de ir de cama en cama, sino que es muy dulce y se desvive por ella. Vamos, un auténtico bombón.



3-¿Alguno favorito?

V-No podría elegir entre los dos. Ambos tienen sus motivos para hacer lo que hacen. Pero si es verdad que Lucas esconde tanto o más de lo que muestra y ha sido fascinante escribir sobre él. En cuanto a los secundarios. Lola sin duda, la amiga de Ari. Es directa, algo bocazas pero encantadora. Y Jota, del que, aunque solo aparece brevemente en “Antes de que digas adiós”, estoy a punto de poner punto y final a su propia historia.

4- Háblanos un poco de la historia.

V-Es una novela corta, por lo que no puedo contar demasiado. Pero si que encontraréis una historia realista, algo que podría sucederle a cualquiera, y está repleta de amor. Tiene muchos puntos de humor y también buena dosis de sensualidad. ¡Tendréis que leerla para conocer el resto!


5- ¿Algo real en la novela?

V-Algunos detalles sueltos. Yo también estudié Biología, pero poco más. Como ya dije en otra entrevista, en mi facultad no molábamos tanto ni teníamos ese tipo de tradiciones jajaja

6-¿Cuáles son tus siguientes metas?, ¿tienes más proyectos literarios?

V-Seguir escribiendo es mi meta más inmediata. Tengo una novela juvenil a punto de ver la luz: “La portadora de almas”, estará en las librerías a partir del 5 de febrero. Esta es de género paranormal, mi gran debilidad, y saldrá también en papel. Es una historia preciosa que habla de la amistad, el sacrificio, la lealtad y, por supuesto, de amor.

Y como comentaba estoy terminando la historia de Jota, y otra novela New Adult paranormal.





7- ¿Alguna vez te planteaste la autoedición?

V-No solo me la planteé sino que mi primera novela, “Bellator”, está autopublicada en Amazon. Es una salida tan lícita como otra cualquiera. Tiene sus pros y sus contras, y no me arrepiento de haberla publicado, aunque tengo previsto sacarla temporalmente para revisarla, ampliarla y cambiarle la portada.


8-¿Qué géneros te gusta escribir?

V-Para novela me inclino por el juvenil romántico, sobre todo paranormal, aunque también me encuentro cómoda en la contemporánea. Y últimamente disfruto mucho escribiendo New Adult. En cuanto a los relatos soy más de terror.

9-¿Autores favoritos?

V-Soy más de libros que de autores. Salvo excepciones no suelo tachar a ningún escritor de mi lista si leo algo de él que no me gusta. Y mis gustos van evolucionando mucho a lo largo del tiempo. Me encantan por ejemplo Casandra Clare. Jennifer L. Armentrout o Julie Kawaga, y de españolas María Martínez y Nia Belles. Pero igual disfruto con un libro de Stephen King o Dean Koontz.


10- ¿Algún consejo para los nóveles?

V-Yo sigo considerándome novel, me queda mucho por aprender aún. Pero perseverar, tener paciencia, y leer mucho. Escribir, escribir y escribir, siempre que puedan, y no dejar de soñar.



Muchas gracias por la entrevista Victoria, desde Destellos Literarios, te deseo mucha suerte con todas las novelas!!

Esta entrevista por motivos de tiempo no fue subida antes, ahora que tenemos más información os digo que:

"Antes de que digas adiós" está disponible en digital a cargo de Ediciones Kiwi.
"La portadora de Almas" estará disponible en papel y en ebook el 5 de febrero, del género Young Adult, también a cargo de Ediciones Kiwi.
"Antes de que decidas dejarme" estará en digital y en papel el 9 de mayo, un spin off de Antes de que digas adiós, del género New Adult, también a cargo de Ediciones Kiwi.

lunes, 20 de enero de 2014

Concurso Divalentis Editorial

 Hola a tod@s! Os traigo un concurso a cargo de la Editorial Divalentis, que este año ha cumplido su sexto año de vida.

El año pasado ya hizo un concurso parecido, en el cual yo participé, y por el cual puede decirse que he empezado mi carrera literaria. Mis dos relatos fueron seleccionados para pertenercer a la antología "150 Rosas", que se centraba en el género romántico en todas sus variantes.


Foto extraída de:  https://www.facebook.com/divalentis/photos_all


En este caso, Divalentis Editorial nos invita a participar en otro similar en características, pero de otro género; en este caso la Romántica Histórica, con un certamen titulado "152 Rosas Blancas", aquí abajo las bases, extraídas directamente de:

http://es.scribd.com/doc/187844714/Bases-II-Certamen-Literario-Divalentis-152-Rosas-Blancas


II Certamen Literario Divalentis

Romántica Histórica
152 Rosas Blancas
Presentación
En su afán por buscar e impulsar a las/los autoras/es con potencial literario, la editorial Divalentis lanza el
II Certamen Literario Divalentis
. La temática de este primer certamen se centrará en el género
Romántico Histórico
.
Bases del concurso
1. Podrán participar personas mayores de 18 años, de cualquier nacionalidad y que presenten su texto en castellano.2. Cada autor podrá enviar un máximo de dos relatos. Queda excluida la posibilidad de recibir
relatos por correo ordinario. Los relatos se enviarán en formato Word o similar, especificando en el asunto «152 Rosas Blancas», a la dirección de correo electrónico:
divalentis@divalentis.es
3. Los relatos deben ser originales e inéditos. El autor, al aceptar estas bases, certifica que su relato no contraviene en ningún caso los derechos de autor de terceros. No se aceptarán relatos ya premiados o que hayan sido publicados bajo cualquier ISBN o depósito legal. Los relatos deberán tener una temática reconocida por el jurado dentro de la temática “Romántica Histórica”.
4. Identificación del autor: El archivo que contenga el relato deberá ir firmado con un
seudónimo exclusivo para esta convocatoria. Junto a éste se adjuntará un
segundo archivo en formato Word o similar, titulado con el nombre de dicho seudónimo exclusivo e indicando en su interior los datos del autor: nombre y apellidos reales, seudónimo artístico
habitual (si lo hubiera), dirección, D.N.I. y número de teléfono.5. Fecha: La fecha tope de recepción de originales será a las 23.59 horas, hora peninsular española, del 14 de febrero de 2014. Los originales recibidos con posterioridad a esa fecha no serán aceptados en el concurso.6. La extensión de los relatos deberán cumplir todos los siguientes requisitos.Nº máximo de caracteres con espacios incluidos: 3200 (este es el parametro que debe vigilarse en primer lugar. Dentro de estos límites los demás parametros suelen coincidir).Nº máximo de palabras: 700Nº máximo de renglones: 59Nº mínimo de renglones: 35 Tipo de letra Times New Roman, regular, tamaño12. Interlineado sencillo.
Estas especificaciones incluyen el título del relato. 
7. Los textos que incumplan cualquiera de estas bases serán descalificados.
8. Las responsabilidades derivadas del incumplimiento de estas bases serán asumidas íntegramente por el autor.
9. La participación en el concurso conlleva la autorización a DIVALENTIS S. L. para que el texto pueda ser publicado, junto con los demás textos seleccionados por el jurado, en las ediciones que se realicen tanto en papel como en e-book, durante los siguientes cinco años a contar desde el 15 de febrero de 2014.
10. El jurado, que no tendrá acceso a los correos electrónicos de los participantes ni al segundo documento con su identidad real, elegirá un único relato como ganador del concurso. Al autor de dicho relato se le otorgará el PREMIO consistente en un CONTRATO DE EDICIÓN Y PUBLICACIÓN DE UNA OBRA COMPLETA CON LA EDITORIAL DIVALENTIS.
En ningún caso el premio podrá declararse desierto.
11. Los 152 relatos seleccionados se agruparán en un volumen recopilatorio que se publicará en el catálogo de la editorial Divalentis en el mes de marzo de 2014 bajo el título 152 ROSAS BLANCAS. .
12. El fallo final del jurado se hará público la tarde del viernes 28 de marzo de 2014, durante
el evento Divalentis Romántica 2014 que tendrá lugar en Espacio Ronda, (Ronda Segovia, 50 - Madrid) a partir de las 18.30h. Dicho evento se iniciará, al menos, con la presentación de una novedad editorial de la colección Divalentis Romántica, y concluirá con el fallo del II Certamen Literario Divalentis.
Se repartirá a los asistentes el listado de los 152 relatos y autores seleccionados, al tiempo que se hará público el nombre del ganador del concurso, el título del relato ganador y se presentará oficialmente el libro recopilatorio 152 ROSAS. .
13. Inmediatamente después de finalizar el acto, la información sobre el fallo del jurado respecto al ganador y los 152 seleccionados, será publicada en el blog oficial de Divalentis y la página de facebook de Divalentis editorial y al mismo tiempo, en caso de que la persona ganadora del concurso no se encuentre presente en el momento y lugar en que se de a conocer el fallo del jurado, Divalentis se pondrá en contacto con él/ella para notificarle.
14. La Editorial Divalentis se reserva el derecho a decidir y actuar sobre cualquier situación imprevista que pueda presentarse durante el certamen. Más información en: www.divalentis.es
15. La resolución del jurado será inapelable.
16. La participación en este certamen supone la total aceptación de sus bases.
www.divalentis.es

 

 C o r r e o - e : d i v a l e n t i s @ d i v a l e n t i s . e s


Así que ya sabéis, a participar!!

viernes, 10 de enero de 2014

Relato con ayuda de todos, ¿participáis?

Hola a todos, he rescatado este relato que envié para un concurso de relato abierto de la Editorial Universo, pero como no gané, ahí lo abandoné. Como hace tiempo que no lo he cogido, no sé bien qué escoger después de lo que va escrito, así que, a quien lo lea, y le interese, le propongo un juego: si podéis, leed el relato, al final pondré tres opciones, y si alguna os interesa, por favor comentadme cómo continuarlo, pues me quedé así y ya que me animo a publicarlo, me gustaría hacerlo con la ayuda de todos, para haceros partícipes de esta historia. :) Es una idea que se me ocurrió hace ya tiempo, pero no lo había vuelto a recordar a hasta ahora, a ver cómo sale, a quien participe, gracias! 

LA FUGA

¿Cómo decirle a tu hermano que te quieres fugar con tu mejor amiga a un país extranjero del que apenas tienes conocimientos y sin dinero?

Exactamente, ésta era la cuestión que me reconcomía por dentro las últimas semanas. Yo quería irme de mi casa; mi padre era un alcohólico empedernido y mi madre pasaba de mi hermano y de mí; tenía crisis nerviosas desde que mi padre se había echado a la bebida.

Todo empezó cuando a mi padre lo echaron del trabajo; él se puso a beber y a ella le dio un ataque de histeria por ello. Al estar mi madre así, mi padre se concentró aun más en su querida botella de cerveza, mientras que mi madre pasaba a un grado de histeria aun mayor.
En fin, esto se había convertido en la pescadilla que se muerde la cola. Y yo ya estaba más que harta. 

Quería proponerle a Sam, mi hermano, que nos largáramos de casa lo antes posible. Yo acababa de cumplir los dieciocho, y él era mayor de edad desde hacía dos años. Lo teníamos casi todo a favor: la edad, la época del año (era primavera y hacía un tiempo maravilloso), la juventud, las ganas de vivir y un coche. 

Aunque, contra todo esto, competía la carencia de dinero, el instituto (que por muy raro que pudiese parecer, me encantaba), nuestros padres en menor medida y… la pena que le producían a mi hermano.
Vale, he de decir que a mí también me daba pena abandonarlos, pero estaba segura de que tendríamos una vida mejor lejos de ellos. Sabía de sobra que no se iban a dar cuenta de nuestra ausencia en al menos tres días. El problema era convencer a Sam para hacerlo.
 
Venga, Sam, nos merecemos una vida –dije totalmente convencida de ello mientras mi hermano recogía la ropa sucia y amontonada que mis padres iban dejando por toda la casa.
 
Arianna, no me puedo creer que lo estés proponiendo en serio me contestó cogiendo un trapo, más que sucio, de la mesa de la cocina.

Me apresuré a cortarle el paso y me crucé de brazos delante de él.
 
No lo estoy proponiendo, Sam, lo estoy afirmando. ¿Quieres estar toda la vida así? Alcé las cejas, interrogándolo también con la mirada.

Él bufó, posándose a un lado el cargamento de ropa y poniendo el brazo libre en jarra.
 
Claro que no, Ari. Pero, si nos vamos, ¿cómo sobrevivirían? Hizo ademán de continuar su camino, pero lo detuve con una mano.
 
¿Crees que ellos se hacen la misma pregunta sobre nosotros? le repliqué, sabía perfectamente la respuesta.

Él sopesó si contestarme o no unos segundos, y después, suspiró amargamente.
 
Supongo que no.

Iba a discutirle también el matiz de ese <<supongo>> y cambiarlo por un <<por supuesto>>, pero preferí no hacerlo, sabía que este tema lo ponía mal.
 
Ari, no te vas a ir. Sé consecuente y no digas tonterías, porque, aunque te marcharas, no tendrías ni donde caerte muerta. Hizo una mueca de asco al ver el salón hecho una pocilga. Literalmente hablando.

Suspiré frustrada y comencé a ayudarlo a limpiar, aunque no sabía ni por qué nos molestábamos; en dos segundos nuestros padres volverían y todo estaría patas arribas otra vez.
 
No quiero quedarme aquí, en serio. Tú tuviste que dejar el instituto a medias y yo voy por el mismo camino dije pensando en voz alta.
Mi hermano dejó de limpiar un segundo y me miró comprensivo.
 
Ari, lo entiendo. Por eso no quiero que lo tires todo por la borda, bastante tuvimos conmigo. Ése era el trato: tú estudiabas hasta que acabases bachillerato y yo trabajaba para subsistir.
 
Sí, ése era el trato. Y luego venía la parte en la que nos íbamos los dos a ser felices y a comer perdices.
 
Pero tú no has terminado de estudiar.
 
¿Qué diferencia hay? Estoy tan ausente en clase, pensando que en cuanto llegue aquí papá se pondrá a darme voces y mamá se dejará llevar por alguno de sus delirios… que no estoy tranquila aunque me lo proponga.

Sam se acercó a mí, dejando el plumero en la estantería.
 
Sé que es difícil, pero me gustaría que alguno de los dos tuviese un futuro. Así que, por favor, inténtalo por mí. Sonrió. Aunque yo sabía que esa sonrisa no le llegaba a los ojos.

Asentí por toda respuesta. No quería discutir con él, pero eso no iba a quedarse así. Yo me iba a ir. Quisiera él o no.

Allí estaba yo. En el lugar pactado con Dayana para fugarnos juntas. Llegaba tarde, algo usual en ella, pero media hora me parecía ya demasiado. Quizás se hubiese rajado y ya no quisiera marcharse. Aunque me extrañaba mucho; la última vez que habíamos hablado sobre esto, ambas estábamos deseando irnos del pueblo.

Miré el reloj una vez más: las 12.10. ¿Dónde se había metido esta chica? La sirena que pondría fin al recreo sonaría en cinco minutos, y si no nos íbamos ya, nos pillarían sin remedio.

De repente, un ruido me sobresaltó. No era en el instituto, sino en la calle. Me acerqué a la valla metálica por la que todos los estudiantes nos escapábamos para hacer novillos cuando no teníamos pensado ir a clase. Yo la había saltado pocas veces; era una buena estudiante. Pero últimamente, y con la situación que tenía en casa, le estaba cogiendo el tranquillo a eso de irme por ahí.
 
¡Déjame en paz, chulo! –Oí gritar a pocos metros de mí.

No había visto su cara, pero conocía perfectamente a la dueña de la voz: Dayana.

No me lo pensé dos veces; cogí carrerilla y salté hacia la libertad. Yo tenía dieciocho años recién cumplidos, y aun no tenía mi carnet para poder entrar y salir del instituto a mi antojo, pero, a estas alturas, no iba a pedirlo. Me iría esa misma tarde, no iba a perder mi tiempo en trámites innecesarios (además, necesitaba la firma de uno de mis padres, cosa que sabía que no iba a obtener de ninguna de las maneras).
 
¡Dayana! –grité mientras me dirigía a los aparcamientos, no la veía por ninguna parte.
 
¡Suéltame, hijo de perra! –volví a escuchar su voz una vez más.

Entonces me di cuenta de dónde se encontraba mi amiga; estaba forcejeando con un tipo entre dos coches. ¿Qué estaba intentando hacerle? De eso nada, no lo iba a permitir.
 
 ─¡Eh! –Corrí hacia ellos. ¡Suéltala! Me lancé sobre su espalda para intentar inmovilizarlo. Aunque, sinceramente, pensaba que él tendría fuerzas suficientes para hacerme volar por los aires con un dedo.

Yo era una chica más bien delgada y debilucha. No había sido así hacía un par de años (tampoco es que me sobraran los kilos, pero, desde luego, había tenido un aspecto mejor). Mis premisas estaban en lo cierto; él no tardó ni dos segundos en deshacerse de mí.
 
¿Te has vuelto loca? –Se giró hacia mí mientras le sujetaba las muñecas a Dayana con una mano.

Y…Dios, me quedé sin respiración. ¡Menudos ojazos azules! Permanecí atrapada en su mirada oceánica mientras el mundo se detenía unos segundos interminables. ¿Quién era ése? Nunca lo había visto por el pueblo, si no, seguro que lo recordaría. Me obligué a mí misma a recomponerme y cambié mi cara de sorpresa por una más dura, mucho más dura.
 
¡Suéltala o te mato! –amenacé.

Una sonrisa sardónica apareció en sus labios.
 
No veo cómo –dijo mirándome de arriba abajo.

Me ruborice en el acto. ¡Pues claro que no podía contra él! ¿Qué me había hecho pensar que se lo creería en algún momento?
 
Soy más fuerte de lo que parezco –intenté sonar segura.

Él soltó una carcajada limpia, aunque no parecía querer burlarse de mí.
 
Tampoco hace falta que me lo demuestres.
 
¡Eh! –Me acordé de que Dayana existía cuando se quejó. Dejad de ligar en mi presencia.

¿Ligar?, ¿quién demonios estaba ligando allí?

Los dos pasamos de su comentario. El chico, que parecía algo mayor que nosotras, la seguía sosteniendo por las muñecas, hasta que, unos segundos después, suavizó su expresión, resignado, y le concedió la libertad de una de sus manos.
 
Dame lo que es mío y te soltaré del todo –le pidió de buena manera.
 
No tengo nada tuyo –le contestó Dayana de mala gana, esquivando sus increíbles ojazos.
 
Claro que sí. Me has robado dinero. Por cierto, ¿quién te ha enseñado a hacerle puentes a un coche?

Enarqué una ceja. ¿Puentes?, ¿robar?
 
¡Dayana!, ¿le has robado? Dijimos que ya nos las arreglaríamos. No vamos a ser así –le espeté, pensando en nuestro futuro fugitivo.

Dayana puso los ojos en blanco. Incluso estando en esa situación tenía ánimo para ironías.
 
Arianna, sé realista, si nos vamos a ir de aquí, necesitamos algún dinero para empezar.

Este plan se me estaban antojando cada vez más difícil de realizar, y la lista de los contras estaba creciendo 
vertiginosamente.

El chico nos miró a ambas como si estuviésemos locas, analizando cada una de nuestras palabras.
 
¿Qué edad tenéis?

¿Por qué nos preguntaba eso? ¿Si pensaba que éramos menores nos dejaría libres? Iba a decirle que a él no le importaba cuando Dayana habló por las dos:
 
Dieciocho –le espetó de mala manera.

Me quedé blanca como el papel. Si quería denunciarnos por robar, podría hacerlo sabiendo que podíamos ir a la cárcel.

Nos volvió a mirar alternativamente a una y a otra, hasta que al final, soltó a Dayana y la ayudó a ponerse en pie.
 
Que no vuelva a pasar. –Miró a Dayana de reojo antes de añadir: Puedes quedarte con el dinero.
No sabía qué mandíbula estaba más por los suelos, si la de Dayana o la mía. ¿Y ya estaba? ¿Le acabábamos de confesar que Dayana le estaba robando y nos regalaba el dinero?

Después del golpe de suerte que habíamos tenido con el chico en el instituto, no quisimos volver a arriesgarnos. Le dije a Dayana que se quedara quietecita hasta que estuviésemos lejos de allí. Solo disponíamos de dos horas para recoger lo necesario e irnos corriendo. Mi hermano estaba trabajando y mis padres durmiendo; tenía el camino libre para irme. Lo único que lamentaba era que Sam no vendría con nosotras, pero tenía pensado volver dentro de algún tiempo, cuando consiguiese yo misma algo de dinero.

Tocaron a la puerta. Debía ser Dayana; habíamos quedado a las tres y eran las tres menos cinco. Me hacía gracia que llegase antes de la hora, no era, ni mucho menos, propio de ella.

Cogí mi bolso lleno de ropa, un par de bocadillos que me había hecho para el camino a… donde fuese que nos dirigíamos, y algo de dinero que llevaba ahorrando desde hacía tiempo. Abrí la puerta, lista para irme, hasta que… me encontré de bruces con él y mi alegría se desvaneció.
 
¿Qué haces tú aquí? –le inquirí al desconocido de los aparcamientos.

Él me miró con una sonrisa suficiente.
 
Encantado de verte otra vez, Arianna. Puedes considerarme a partir de ahora tu asistente social.

¡Debía de estar de coña! Si apenas podía tener tres o cuatro años más que yo.
 
Perdona, ¿cómo has dicho? –pregunté perpleja.

Él volvió a sonreír.
 
Soy Mark, tu asistente social.

<<Mi asistente social>>, repetí. ¿Qué?

Parpadeé varias veces, sin entender. Y él se dio cuenta.
 
¿Eres tú Arianna Montalbán Scudo?

Asentí despacio, como si estuviera en un sueño y esperase despertar de un momento a otro.
 
Vale, entonces tú eres la chica que busco. ¿Nadie te avisó de que vendría a hablar con tus padres?

Negué con la cabeza, sin poder decir nada aun.

Dayana apareció por la acera de mi casa, y en cuanto vio al tipo desconocido, echó a correr hacia nosotros.
 
¡Oye! –Lo empujó para alejarlo de mí. La que te robó fui yo, no ella, detenme a mí.

Mark levantó las manos a modo de rendición. Dayana estaba muy exaltada, se había puesto nerviosa como pocas veces la había visto.
 
No he venido a detenerla –le dijo el tipo despacio, para que lo entendiera bien y se tranquilizara. Ni a ti tampoco, tranquila. No soy ningún policía

Dayana enarcó una ceja a modo de confusión.
 
¿Y entonces?
 
Solo vengo a hablar con sus padres. Soy asistente social.

Mi amiga bufó, claramente aliviada.
 
Suerte –le dijo, y después, me cogió del brazo y tiró de mí. Nosotras nos vamos a dar una vuelta. Luego nos vemos. –Y con todo el descaro del mundo, le lanzó un beso mientras me arrastraba con ella.

Ni siquiera me dio tiempo a cerrar la puerta de mi casa. El tío se quedó descolocado ante nuestras narices. 

Yo tuve el impulso de reír. A Dayana se le daba bien eso de dejar a la gente plantada, sobre todo a los chicos. Nadie se reía de ella, y quien lo hacía, obtenía alguna contestación que lo dejaba en el sitio.
 
¡Tengo que hablar contigo también, Arianna! –me gritó Mark a lo lejos.

Le dije adiós con la mano y le sonreí. No pensaba volver ni ahora, ni dentro de un rato ni en mucho tiempo.

Sus ojos azules se quedaron mirándome un buen rato, extrañamente divertidos. No tenía intención alguna de seguirnos, pero suponía que tampoco le había hecho gracia que nos hubiésemos ido. Yo también me quedé mirándolo, hasta que torcí la calle y los edificios se interpusieron ante mi visión.
 
¡Esta buenísimo! –exclamó Dayana con ojos de corderito.

Yo me reí.
 
Creí que te caía mal.
 
Sí, pero eso era antes de que descubriera que es un buen tío.
 
Es asistente social –puntualicé. ¿Desde cuándo te han caído bien a ti los asistentes sociales?
 
Desde nunca, pero él se ve diferente, es joven.

Dayana tenía más o menos la misma situación familiar que yo, solo que en su casa había empezado antes que en la mía. Su madre llevaba sin trabajo muchos más años que mis padres, y encima, su hermana no era como mi hermano, pasaba de ella a más no poder, como su madre. Siempre se me habían antojado como tres compañeras de piso, pues ninguna hacía vida con otra; eran independientes en todos los sentidos. Ella había conocido unos cuantos asistentes sociales, pero en ninguno de los casos le quitaron su custodia a su madre.

No tenía ni idea del panorama que el asistente social iba a encontrar en casa. Todo estaba limpio, de eso nos habíamos encargado mi hermano y yo el pasado fin de semana, pero mis padres no hablaban con nosotros, no hablaban entre ellos, y mucho menos hablaban con desconocidos.
Me daba cosa haberlo dejado tirado así, de ese modo, en la puerta de mi casa. Él había sido amable con nosotras, y aun no se me olvidaba que llevábamos cincuenta euros más de presupuesto gracias a él.
Estábamos en la estación de autobuses, exhaustas por la caminata (pues mi casa quedaba bastante alejada de la estación), cuando mi móvil sonó. Era mi hermano. Y yo quería cogérselo, aunque no sabía si hacerlo o no.
 
Tienes que dejarlo correr –me dijo Dayana sin que le hubiese dicho nada. Yo la miré preocupada. Arianna, si lo coges, probablemente no te quieras ir. Es mejor que lo llames cuando estemos fuera, para decirle que estás bien y punto.

Dayana no estaba preocupada por darle explicaciones a nadie. Su padre se había ido de casa cuando ella era un bebé, y su madre y su hermana se habían ocupado poco de ella, mucho menos desde que tenía uso de razón.

Yo no podía hacerle eso a mi hermano. Una cosa es que nos fuéramos, porque éramos mayores y no nos gustaba nuestra vida allí, pero otra cosa muy distinta era matar a mi hermano de un infarto (quiero decir, antes de haberme ido por ahí), y él no solía llamarme a esas horas, así que probablemente tuviese algún problema.

Le di a la tecla verde del móvil para consternación de Dayana, que giró los ojos sobre las órbitas y se cruzó de brazos enfrente de mí.

Yo también le puse los ojos en blanco, le di la espalda y di unos pasos en dirección contraria para tener un poco más de intimidad.
 
¿Si?
 
¿¿Se puede saber dónde estás?? –me gritó dejándome sorda.
 
Pues en el instituto, ¿dónde voy a estar? –mentí descaradamente.

Él blasfemó antes de decir:
 
¡Arianna! Al menos ten la bondad de no engañarme cuando te pregunto, ¿quieres? He tenido que salir antes del trabajo por tu culpa.

De repente todos mis sentidos se pusieron en alerta.
 
¿Por qué piensas eso?

Él soltó un <<Ja>> irónico antes de proseguir:
 
Porque has dejado al asistente social plantado en la puerta de la casa, abierta por cierto, porque mamá y papá se han negado a responder nada de lo que él quería saber, porque al final me ha llamado al trabajo para poder hablar con alguien cuerdo en esta familia. Y, ¿qué es lo que me dice cuando llego a casa? Que mi querida hermanita, que debería estar en el instituto, se ha escapado. Que su amiga Dayana y ella estaban haciendo pellas, y al parecer, fugándose de casa, porque la ropa de tu armario y tu bolso de viaje han desaparecido misteriosamente…. –Ahora no me gritaba, pero, por el tono de su voz, estaba deseando matarme.

Miré a Dayana, que seguía a unos metros de mí con mala cara. Supongo que leyó mi rostro, porque volvió a poner los ojos en blanco, abrió los brazos y masculló algo así como <<Estupendo, nos han pillado>>.
 
Arianna, vuelve a casa inmediatamente –me ordenó mi hermano en un tono autoritario que jamás había usado conmigo.

Dayana, que se había acercado a mí hacía dos segundos, suficientes para escuchar lo que mi hermano me acababa de decir, empezó a hacerme señales negativas con el dedo índice y la cabeza; ella estaba dispuesta a seguir con el viaje sí o sí.

Le supliqué con la mirada que abortáramos el plan, aunque no funcionó en absoluto.
 
Sam, tengo que colgar. –Y así lo hice, aunque me supiera mal.
 
No nos vamos a rajar ahora, Ari –me dijo Dayana firme. No después de tenerlo todo preparado, de estar en la estación, de habernos atrevido, por fin, a irnos de nuestra casa.

Me quedé mirando a mi amiga sin saber qué contestarle.



Vale, hasta aquí tenía escrito, había pensado tres opciones: 

1) Se van pero el autobús se detiene por algún motivo y por lo pronto tienen más problemas para irse de lo que imaginaban.

2)Se van.

3)Se dan la vuelta por sí solas y no se van del pueblo.

¿qué opción elegís? Gracias por participar!!